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Fotografía de Carlos Villanueva y Evan Muñoz

Tenemos la “suerte” de vivir en el “primer mundo”: un mundo ¿civilizado? donde tenemos luz, ¡abrimos el grifo y sale agua!,  no nos sorprenden toda la tecnología y la “comodidad” de desplazarnos en coche (hasta para comprar el pan que se pone duro en el mismo día…) o en avión, o hablar por teléfono o poder acceder a millones de datos a través de Internet!. 

Pero la “comodidad” pasa factura: vemos por la calle mucha gente con rostros apagados, preocupados por todo, espaldas encorvadas, tórax estrechos, vientres obesos.... muchos no tienen que sobrevivir al hambre o al frío, pero necesitan píldoras para dormir, para evacuar sus intestinos perezosos, calmantes para los dolores de cabeza y tranquilizantes para el stress, la ansiedad, la depresión, el miedo, para soportar su propia existencia.... nos hemos alejado de la naturaleza y contaminado nuestra ciudad, el agua, el aire, respirando mal y poco.... la comida pasa por muchos intermediarios y cámaras frigoríficas antes de llegar a nuestra mesa, sin importarnos cómo crían industrialmente a los animales, los alimentos transgénicos....  pero ¡que rico está todo! que en el fondo es lo nos importa...

El duro combate por el dinero y el poder ha endurecido los corazones, miramos en la televisión las noticias de muertes, guerras, odio y corrupción mientras seguimos comiendo plácidamente… satisfacer nuestros deseos desmesurados silencia los escrúpulos y nos crea frustración e ira si no los conseguimos “YA”, ¡viva el consumismo! sin importarnos donde está fabricado, en que condiciones laborales y de seguridad, donde irá a parar cuando ya nos cansemos de ello... y que ¡bien se está en el sofá despreocupado! ¿Donde quedó la paciencia, la empatía, la compasión por el que sufre?

Para lo que no nos beneficia, ningún exceso nos asusta, todo está permitido porque “Yo soy así”, “Yo no soy responsable de mi salud”... exigiré al médico que me cure y a pesar de los importantísimos avances en la medicina, no encontramos la salud física y mental, siendo hoy la “enfermedad” un negocio MUY rentable. Mientras seguiremos quejándonos por que la culpa de nuestros males siempre es de los demás, sin hacer el verdadero esfuerzo por cambiarnos a nosotros mismos, cambiar de actitud,....

Si tú cambias, el mundo cambiará