Mi historia personal con el Yoga empezó en 1988, a la edad de 17 años. Parece que el Yoga se cruza en nuestro camino en el momento adecuado, cuando más lo necesitamos. En mi caso fue sin duda así. A raíz de ciertos problemas emocionales cayó en mis manos un artículo de una revista muy conocida sobre el Yoga. Podría decir que un número muy elevado de personas se acercan al Yoga por problemas físicos y emocionales. Desde ese momento quise reconocer que quería seguir por ese camino, pues solo la lectura de lo que era el Yoga y la práctica de alguna de las asanas que venían descritas me produjeron un alivio notorio.

Después de años de práctica según el método Sivananda, llegó la hora de empezar el camino como profesor. En 1996 complete mi primera formación con Yoga Center, en Ponteareas (Vigo).

Compaginando la práctica y enseñanza del Yoga, con el espíritu de seguir aprendiendo más (espero que esta actitud dure siempre), cursé estudios de Naturopatia, Plantas medicinales, Psicoterapia, Flores de Bach, Cábala, Dietética, Masajes y Osteopatía. Estos nuevos caminos de ver cómo funciona el cuerpo, la mente, las emociones, el espíritu, dan otra perspectiva del ser humano. Desde de la práctica y enseñanza del Yoga junto con estas terapias, puede experimentar un desarrollo y comprensión más global e integral de mi mismo.

Al poco tiempo de mi primera formación apareció la posibilidad de practicar el método Iyengar. Este paso, desde mi propia evolución personal, supuso una visión y comprensión diferentes en la manera de practicar y enseñar el Yoga. Tras años de práctica y estudio del método Iyengar con distintos profesores y escuelas, surge la oportunidad de realizar la formación oficial del método Iyengar. Así se completó mi segunda formación en Yoga.

El camino es largo y nuestra formación como personas tiene que continuar. Debemos ser constantes y respetuosos en nuestra práctica y humildes para seguir aprendiendo de los que nos rodean, familiares, amigos y alumnos.

Copiando una frase que escuche una vez a una de mis profesoras, después de todos estos años de práctica, de luces y sombras, puedo seguir diciendo: “El YOGA es de lo mejor que me ha pasado en mi vida”; puedo decir sin duda que casi todo lo que me rodea se lo debo en gran medida al Yoga.  Espero que la práctica del Yoga me proporcione siempre ese sentimiento de gratitud.

NAMASTÉ!

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